martes, 29 de marzo de 2011

Un premio deshonrado

 El exabrupto  sucedió en Argentina, y uno no sabe si tomarlo  a mofa o como  la consecuencia de un acto rastrero de adulancia: El presidente venezolano Hugo Chávez - autócrata a tiempo completo -   ha recibido  de manos de la profesora  Florencia Saintout, decana de la Universidad de la Plata,  el premio “Paladín de la libertad de expresión”.
Posiblemente en el gobierno de la inefable  Cristina Kirchner, acostumbrado a impedir la circulación de periódicos con piquetes peronistas, amenazar a los informadores con cabillas   e imponer mordazas policiales en las redacciones de los medios de comunicación no afines al régimen, esa loa al soldadesco venezolano demuestra la bajeza a la que pueden llegar con descaro los regímenes populistas y felones.  
Chávez cerró hasta su doceavo año de gobierno –  habla de seguir en el poder hasta el año 2030 “o más” –  emisoras de radio y televisión; arrinconó al ostracismo, presionando a las empresas periodísticas con no entregar divisas para adquisición de insumos, a conocidos periodistas, y desde hace una década, prácticamente todos los días encadena los medios audiovisuales  del país para que obligatoriamente su voz sea la única percibida. La mayoría de esas peroratas altisonantes y machaconas,  pueden durar  hasta nueve horas  continúas.
Si a esto  se le añade que los medios de comunicación del Estado  no están al servicio de la nación, sino que son parte ideológica del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv),  brazo informativo exclusivo de  Chávez
Ante el  magro panorama, pocas veces  un reconocimiento universitario  cayó tan bajo y  una casa de estudios se arrastró de tal forma por los suelos.
El Comandante- Presidente criollo  es el mayor oligarca radiodifusor: controla 72  medios impresos bajo el epígrafe de Bloque Bolivariano de Prensa; 159 estaciones de radio comunitarias, a las que se añaden Radio Nacional, el Circuito YVKA Mundial y Radio Activa;  las televisoras  Canal 8, Asamblea Nacional TV, Vive, Telesur  y unas 26 estaciones  regionales  privadas en manos de partidarios suyos.
Nunca, en la historia del país de Simón Bolívar, tanto poder informativo estuvo al servicio de un partido político: el chavismo.
Albert Speer, ministro de Hitler, tras la derrota analizó   el despotismo nazi  y describió sus métodos: “Fue la primera dictadura  que hizo uso completo de todos los medios  técnicos para la dominación de su propio país. Mediante elementos como la radio, ochenta millones de personas fueron privadas  del pensamiento independiente”.
Los gobiernos  déspotas pueden prescindir de la libertad; sus ciudadanos jamás  desasirse de ella.
Sin la autonomía de las ideas, cuya base es la escritura y la palabra, la humanidad estaría en los albores de la Baja Edad Media. Y si hoy  nos hallamos donde estamos, en medio de un progreso de valores sostenidos, es porque seres humanos imbuidos de coraje han abierto hendiduras con sus propias manos para enseñarnos la refulgencia de la emancipación.
Esa es la raíz de escribir con tanta insistencia sobre los principios de la libertad en naciones como Venezuela.

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