El Papa Francisco habló en su tradicional saludo navideño de la situación de Venezuela, y demandó encarecidamente conseguir la concordia y proteger “a los más débiles y desamparados” que hoy se han convertido en una doliente mayoría.
Imploró, a
través de la bendición Urbi et Orbi, que toda la sociedad trabaje fraternalmente por el desarrollo
de la nación, comenzado por el alto equipo ejecutivo que no atina a puntear las necesidades de una sociedad desajustada
hasta un nivel inconcebible.
Nos hallamos rodeados de una agitación espeluznante a recuento de la situación de confrontación permanente en que nos vemos envueltos.
La ya invalidada política económica está llevando no solo al enfrentamiento de sectores, sino a una animadversión, ultraje e iniquidad en las parcelas menos favorecidas.
En las alturas de los entes
propagandistas del gobierno se expanden mensajes grandilocuentes: derechos humanos,
libre albedrío, justicia social, respeto mutuo,
ética, coexistencia pacifica... unas expresiones creadas únicamente para
apuntalar unas inexistentes garantías
individuales.
Una sociedad no puede ser libre si no se permite a sus hombres y mujeres expresarse dentro de
las normas de la libertad plena, y ese concepto tan necesario en la actualidad
– mejor decir desde hace años – brilla por su total ausencia.
Si los derechos políticos están menguantes en Venezuela, más tremenda aún es la situación
económica. Una acción tan normal como hacer las llamadas “tres comidas” se ha convertido una tarea irrealizable en un
amplio sector del país. El descontrol de
los precios, unido a la poca o nula capacidad gubernamental para enfrentar la
escasez, es la prueba más evidente del fracaso del régimen actual.
Hace unos meses - adelantándose a lo dicho en Navidad por el papa Jorge Mario
Bergoglio - el sacerdote Francisco José Virtuoso, Viceprovincial
de la Compañía de Jesús en Venezuela, emplazó al Gobierno de Nicolás Maduro a tomar
conciencia de la situación tan afligida del país.
En
sus admoniciones reflejó el contexto
nacional con discernimiento y causa. En esas palabras está la realidad
irrefutable de lo que hoy angustiosamente
sucede en la no tan lejana “Tierra de Gracia”.
De
dichas expresiones ofreceremos varios
entrecomillados que son el reflejo de la situación que nos envuelve de forma fatídica. Si hoy las
recordamos, es debido a algo consabido:
los entes gubernamentales, con el Presidente a la cabeza, han demostrado inhabilidad
y mucha indiferencia ante la gravísima situación la que en un tiempo fuera próspera
nación.
Existe
una realidad incuestionablemente: los problemas superan arduamente a la jefatura y la única
salida viable – en un acto de responsabilidad política- sería cambiar de rumbo como ya le solicita el
propio conglomerado chavista.
Gobernar será siempre hacer uso de la más
equilibrada norma política: el sentido
común.
Existe una frase del lord Chesterfield pronunciadas en el
parlamento inglés a un contrincante
ideológico: “No estoy de acuerdo con lo que usted dice, pero defenderé hasta la
muerte su derecho a expresarlo”.
Lo
dicho por el Virtuoso posee sensatez,
luminiscencia de raíces políticas y una amplia
esperanza de arrimar el hombro para canalizar
el desbarajuste que nos despelleja y del que hasta ahora no se contempla salida
sólida alguna.
Recordemos
lo expresado por el reconocido intelectual católico:
- El presente es tiempo de tragedia para
Venezuela. El país padece problemas que no habían sido conocidos por las
últimas generaciones de venezolanos.
- La sensación con la que se vive es de
rabia y frustración. El empobrecimiento es masivo. La escasez y la incapacidad
de adquirir lo poco que distribuyen las redes comerciales se traduce en hambre
y miseria para la gran mayoría. La inseguridad crece en una violencia
diseminada e impune.
- Las
encuestas señalan que el 94% de la población dice que el país está muy mal y
que más del 70% está a favor del Revocatorio al Presidente de la República.
- La situación no sólo es insostenible,
es insoportable. Los economistas a coro señalan que el desabastecimiento va a
ser mayor y la inflación también durante los próximos meses. Es previsible que
los saqueos y las protestas sigan en aumento, al tiempo que el discurso vacío
de los voceros oficiales, la represión y las políticas erradas prosigan
avivando el fuego.
- Cualquier opción de diálogo y
entendimiento se hace cada día más difícil.
- Ante
esta situación, la mayoría de la población venezolana, más allá de las
identificaciones partidistas, cree que la opción de referendo revocatorio
presidencial, puede ser el inicio de un proceso de transición política
pacífica, democrática y constitucional eficaz.
El documento ayuda abrir el sendero de la
reconciliación, la dignidad anhelada y las bases inalterables de una democracia.
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