Leer no hace sabio a nadie ni tampoco más analítico, quizás un poco henchido de efusiones arrebatadoras, al ser los personajes de ciertas páginas más humanos que nosotros. Determinados escritores nos moldean a su gusto, se apoderan del yo interior, dejando en el espíritu un arrebato hincado en sus lecturas enardecidas.
Es bien
sabido: las obras teatrales de Shakespeare, se basaron en otros relatos más
antiguos, cuyos temas el genio inglés elevó a la cúspide de la esencia humana. La tragedia de Hamlet
es de Saxo Grammaticus, un historiador danés del que nadie se acordaría si no fuera gracias al bardo extraordinario de Stratford-upon-Avon.
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